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COMO LA MENOPAUSIA IMPACTA TU SALUD, AFECTANDO DIFERENTES ÓRGANOS

Redacción

Dra. Liliana Maya R.

Investigadora principal

Dr Carlos Alberto Larrarte P.

Coinvestigador


INTRODUCCIÓN


La menopausia es una etapa natural en la vida de las mujeres que marca el final de los ciclos menstruales y una disminución significativa en los niveles de estrógeno. Este cambio hormonal no solo afecta el ciclo reproductivo, sino que también puede tener un impacto considerable en varios órganos y sistemas del cuerpo. Comprender cómo la menopausia puede influir en la salud general es crucial para abordar y manejar los posibles efectos adversos. A continuación, exploraremos cómo esta transición puede afectar distintos órganos y sistemas, desde el sistema cardiovascular hasta el sistema nervioso, y qué medidas pueden tomarse para mitigar estos cambios.




Durante la menopausia, los cambios hormonales, especialmente la disminución de los niveles de estrógeno, pueden afectar varios órganos y sistemas del cuerpo. Algunos de los órganos y sistemas que pueden verse afectados o "enfermar" durante la menopausia incluyen:


  • Sistema cardiovascular:

  • Huesos (Sistema óseo)

  • Piel

  • Sistema urogenital

  • Sistema nervioso

  • Mamas



1.SISTEMA CARDIOVASCULAR


El riesgo de enfermedades cardiovasculares aumenta después de la menopausia debido a la disminución del estrógeno, que tiene un efecto protector sobre el corazón y los vasos sanguíneos.

La disminución de estrógenos después de la menopausia está asociada con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, como la hipertensión, el infarto de miocardio, y el accidente cerebrovascular.




Los estrógenos tienen un efecto protector sobre los vasos sanguíneos, mejorando el perfil lipídico y promoviendo la vasodilatación. Sin la acción de los estrógenos, los niveles de colesterol LDL tienden a aumentar, mientras que los niveles de colesterol HDL pueden disminuir. Este cambio en el perfil lipídico aumenta el riesgo de desarrollar aterosclerosis y, en consecuencia, enfermedades cardiovasculares.


La disminución de estrógenos después de la menopausia.


Los estrógenos también influyen en la vasodilatación, que es la capacidad de los vasos sanguíneos para relajarse y ensancharse, permitiendo un flujo sanguíneo adecuado. Esto se logra, en parte, a través del aumento de la producción de óxido nítrico, una molécula clave que promueve la relajación de las paredes de los vasos sanguíneos. Después de la menopausia, la disminución en la producción de óxido nítrico puede conducir a una reducción de la vasodilatación, lo que puede resultar en una presión arterial más alta (hipertensión) y un mayor esfuerzo para el corazón.



La disminución en la producción de óxido nítrico puede conducir a una reducción de la vasodilatación, lo que puede resultar en una presión arterial más alta.


Además, los estrógenos tienen propiedades antiinflamatorias y pueden influir en el sistema de coagulación de la sangre. Sin ellos, las mujeres pueden experimentar un aumento en los marcadores inflamatorios y una tendencia a la hipercoagulabilidad, lo que eleva el riesgo de formación de coágulos sanguíneos (trombosis) que pueden llevar a un infarto de miocardio o un accidente cerebrovascular.


 Riesgo de formación de coágulos sanguíneos (trombosis) que pueden llevar a un infarto de miocardio o un accidente cerebrovascular.


2. HUESOS (SISTEMA ÓSEO):


La disminución del estrógeno en la menopausia puede llevar a una disminución de la densidad ósea, aumentando el riesgo de osteoporosis y fracturas.

Estas hormonas regulan el equilibrio entre la resorción ósea (proceso en el que el hueso es descompuesto por células llamadas osteoclastos) y la formación ósea (proceso en el que nuevas células óseas, los osteoblastos, forman hueso nuevo).


Los estrógenos inhiben la actividad de los osteoclastos, lo que previene la pérdida excesiva de hueso.

Durante la menopausia, la drástica disminución de los niveles de estrógenos provoca un desequilibrio en este proceso de remodelación ósea. Con menos estrógenos disponibles en la menopausia, la actividad de los osteoclastos aumenta, llevando a una mayor resorción ósea sin una compensación adecuada en la formación de nuevo hueso. Esto resulta en una disminución de la densidad mineral ósea, que es un indicador clave de la fortaleza de los huesos.

 Con menos estrógenos disponibles en la menopausia, la actividad de los osteoclastos aumenta, llevando a una mayor resorción ósea.


La osteoporosis es una condición caracterizada por huesos frágiles y propensos a fracturas. Después de la menopausia, las mujeres experimentan una rápida pérdida de densidad ósea en los primeros años, lo que las pone en un mayor riesgo de desarrollar osteoporosis. Las fracturas más comunes en personas con osteoporosis son las de cadera, columna vertebral y muñeca, que pueden tener un impacto significativo en la calidad de vida y en la movilidad.



 Las fracturas más comunes en personas con osteoporosis son las de cadera, columna vertebral y muñeca.

 

Además de la reducción de estrógenos, otros factores pueden influir en la pérdida ósea, como la genética, la dieta (especialmente la ingesta de calcio y vitamina D), el estilo de vida sedentario, y otros problemas de salud que pueden acelerar la pérdida de masa ósea. El tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol también son factores de riesgo que pueden agravar la situación.


Estudios han mostrado que la pérdida ósea se acelera durante los primeros 5 a 7 años después de la menopausia, con una reducción de hasta el 20% de la densidad mineral ósea en algunas mujeres. Las guías clínicas sugieren que las mujeres en la postmenopausia deberían someterse a evaluaciones regulares de la densidad ósea para identificar precozmente la osteoporosis y establecer un plan de tratamiento adecuado


Examen de densitometría ósea para evaluar la densidad ósea y posible osteoporosis.

3. PIEL


La piel puede volverse más delgada, seca y menos elástica debido a la reducción del colágeno, lo que también puede contribuir a un mayor envejecimiento de la piel.




Los estrógenos desempeñan un rol crucial en la producción y mantenimiento del colágeno, que es la principal proteína estructural de la piel. El colágeno proporciona fuerza, elasticidad y soporte a la piel, ayudando a mantener su apariencia firme y juvenil. Además, los estrógenos influyen en la hidratación de la piel y en la regeneración celular, factores esenciales para la salud cutánea.



Durante la menopausia, la disminución de los niveles de estrógeno lleva a una reducción en la síntesis de colágeno. Como resultado, la piel comienza a perder su elasticidad y grosor, volviéndose más delgada y frágil. Esta disminución en la producción de colágeno también contribuye a la aparición de arrugas y líneas finas, y a que la piel sea más propensa a la sequedad y la irritación.


 La disminución de los niveles de estrógeno lleva a una reducción en la síntesis de colágeno, la piel comienza a perder su elasticidad y grosor, volviéndose más delgada y frágil.


La reducción de estrógenos también afecta la capacidad de la piel para retener humedad, lo que resulta en una piel más seca y áspera. Además, la disminución de la producción de aceites naturales puede agravar la sequedad. La pérdida de elasticidad es otro efecto notable, lo que contribuye al descolgamiento de la piel, particularmente en áreas como la cara, el cuello y las manos.


La reducción de estrógenos también afecta la capacidad de la piel para retener humedad.


Aunque la reducción de estrógenos es un factor principal, otros elementos como la exposición al sol, la contaminación, y el tabaquismo pueden acelerar el proceso de envejecimiento de la piel. La genética también juega un papel importante en cómo la piel envejece después de la menopausia.


La disminución de la producción de aceites naturales puede agravar la sequedad.


4. SISTEMA UROGENITAL:

 

Durante la menopausia, los órganos del sistema urogenital, como la vejiga y la uretra, pueden volverse más sensibles, lo que puede aumentar el riesgo de infecciones urinarias y problemas de incontinencia. También pueden ocurrir cambios en la vagina, como sequedad vaginal y atrofia vaginal, que pueden causar molestias y problemas en las relaciones sexuales.


El estrógeno es fundamental para mantener la salud de los tejidos del tracto urogenital, que incluye la vagina, la uretra, y la vejiga. Esta hormona promueve la vascularización (el suministro de sangre) y la elasticidad de estos tejidos, además de mantener el grosor y la humedad de la mucosa vaginal y uretral. La presencia adecuada de estrógenos también ayuda a mantener un pH vaginal ácido, lo que actúa como una barrera protectora contra infecciones.


La reducción de estrógenos en la menopausia, provoca que la mucosa vaginal se vuelva más delgada, menos elástica y más seca, una condición conocida como atrofia vaginal o vaginitis atrófica. Estos cambios pueden causar molestias como picazón, ardor, y dolor durante las relaciones sexuales (dispareunia). Además, la disminución de la elasticidad y la pérdida de tejido conectivo en la uretra y la vejiga pueden contribuir a problemas de incontinencia urinaria.


Durante la menopausia, los órganos del sistema urogenital, como la vejiga y la uretra, pueden volverse más sensibles.


La disminución del estrógeno reduce la protección natural del cuerpo contra las bacterias, facilitando su ascenso por la uretra hacia la vejiga, lo que resulta en infecciones recurrentes en algunas mujeres.

La disminución de la producción de estrógenos también afecta la fuerza del esfínter uretral, la banda muscular que controla la liberación de la orina. Esto, junto con la pérdida de soporte muscular en la pelvis, puede llevar a problemas de incontinencia urinaria, tanto de esfuerzo como de urgencia.


La pérdida de soporte muscular en la pelvis, puede llevar a problemas de incontinencia urinaria.


5. SISTEMA NERVIOSO:

 

Durante la menopausia los cambios hormonales pueden afectar el estado de ánimo y la función cognitiva, contribuyendo a síntomas como ansiedad, depresión, y problemas de memoria.


El estrógeno tiene efectos neuromoduladores en el cerebro, afectando la actividad de neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, que son cruciales para regular el estado de ánimo. La disminución de los niveles de estrógeno durante la menopausia puede llevar a alteraciones en estos sistemas neurotransmisores, lo que aumenta la predisposición a trastornos del estado de ánimo, como la depresión y la ansiedad.


La menopausia también puede afectar el eje Hipotálamo-Hipófisis-Adrenal, que es clave en la respuesta al estrés. La disregulación de este eje puede intensificar la respuesta emocional al estrés y contribuir a síntomas de ansiedad y depresión.


 La disregulación de este eje puede intensificar la respuesta emocional al estrés y contribuir a síntomas de ansiedad y depresión.


Los cambios en los niveles de estrógeno en la menopausia, pueden afectar la función cognitiva, incluyendo la memoria y el procesamiento de la información. El estrógeno juega un papel en la plasticidad sináptica y en la protección contra el deterioro cognitivo. La reducción de estrógeno durante la menopausia puede llevar a dificultades en la memoria de trabajo y en la velocidad de procesamiento cognitivo.


Además, en la menopausia los cambios hormonales pueden influir en la estructura y función cerebral. Por ejemplo, se ha observado que la disminución del estrógeno puede estar asociada con una reducción en el volumen de ciertas regiones cerebrales importantes para la memoria y el aprendizaje.

La combinación de cambios hormonales y sus efectos en el sistema nervioso central puede llevar a una mayor incidencia de síntomas psicológicos como irritabilidad, cambios de humor, y sensación de fatiga emocional.


La combinación de cambios hormonales y sus efectos en el sistema nervioso central puede llevar a una mayor incidencia de síntomas psicológicos como irritabilidad.


6. MAMAS


Aunque no es común, la reducción de estrógenos también puede afectar el tejido mamario, lo que puede llevar a cambios en la textura y forma de los senos.


Durante las décadas reproductivas, el tejido glandular y el tejido conectivo predominan, mientras que la grasa es menos abundante. Con la disminución de los niveles de estrógeno durante la menopausia, hay una reducción en la estimulación del crecimiento glandular y un aumento en la proporción de tejido graso en comparación con el tejido glandular.


La disminución del tejido glandular y el aumento relativo del tejido graso llevan a una reducción en la densidad mamaria. Esto significa que el tejido mamario se vuelve más “graso” y menos denso. La disminución de estrógeno puede llevar a una pérdida de elasticidad y firmeza, y a una reorganización del tejido conectivo, resultando en una textura más flácida o desorganizada.


Los cambios hormonales pueden llevar a un aumento en la fibrosis (formación de tejido cicatricial) en el tejido mamario. Esto puede contribuir a una sensación de nódulos.


Los cambios hormonales pueden llevar a un aumento en la fibrosis (formación de tejido cicatricial) en el tejido mamario. Esto puede contribuir a una sensación de nódulos.


Es importante que las mujeres en la menopausia reciban atención médica adecuada para manejar estos posibles efectos y mantener su salud general. La menopausia marca un punto de inflexión importante en la salud cardiovascular de las mujeres, principalmente debido a la pérdida de la protección conferida por los estrógenos, así como en la salud ósea, en la salud genitourinaria, en la salud emocional y nerviosa, como también en la piel y todo lo concerniente a la salud de los senos. Con esto se subraya la importancia de la monitorización y la prevención cardiovascular así como de los otros órganos y sistemas, para todas las mujeres en esta etapa de la vida.


RECOMENDACIONES TERAPEÚTICAS


Desde la Medicina Convencional


Terapia Hormonal de Reemplazo (estrógenos sintéticos)

Suplementos de calcio

Colágeno

Ejercicio y dieta saludable



Desde la Medicina Natural y Ancestral


Te Matcha Ceremonial

Maca Peruana

Citrato de Magnesio

Colágeno Hidrolizado

Yoga, Meditación

Dieta Ayurveda


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