Redacción:
Dra. Liliana Maya R,
Investigadora
INTRODUCCIÓN
Una buena nutrición con una dieta balanceada desempeña un papel fundamental en la regulación de las hormonas, sustento clave para el metabolismo del cuerpo humano. La alimentación tiene un impacto significativo en las hormonas, fundamentales para el metabolismo humano. La insulina es esencial para regular el azúcar en sangre. La acción metabólica de la insulina tiene un papel importante en la regulación del metabolismo. La leptina y la grelina, son dos hormonas que están involucradas en la regulación del apetito y la saciedad. Una dieta rica en proteínas y grasas saludables, junto con una ingesta adecuada de fibra, puede ayudar a equilibrar estas hormonas. La tiroides produce hormonas que regulan el metabolismo. Nutrientes como yodo, selenio y zinc son fundamentales para la función tiroidea. estas hormonas tiroideas son las principales reguladoras de la homeostasis energética. Las hormonas adrenales (adrenalina y cortisol), liberadas por las glándulas suprarrenales, tienen un impacto significativo en la regulación del metabolismo. Estas dos hormonas, Las hormonas adrenales, liberadas por las glándulas suprarrenales, tienen un impacto significativo en la regulación del metabolismo. Y por último los estrógenos y la testosterona, hormonas sexuales también tienen su campo de acción en el metabolismo energético.
Cambios significativos en los niveles hormonales, como los que ocurren durante la menopausia o el envejecimiento, pueden tener impactos en el metabolismo y la composición corporal.
ACCIÓN METABÓLICA DE LAS HORMONAS.
Una dieta balanceada desempeña un papel fundamental en la regulación de las hormonas, sustento clave para el metabolismo del cuerpo humano. Afirma el investigador Gil (2016), que es preciso aclarar que, aunque la modulación directa de la expresión génica por nutrientes es un hecho incontestable, la influencia principal de los nutrientes sobre el genoma se lleva a cabo a través de la acción de las hormonas.
Dieta balanceada.
La alimentación tiene un impacto significativo en las hormonas, fundamentales para el metabolismo humano. Aquí se detallan algunos hormonas en aspectos clave:
1. INSULINA: La insulina es esencial para regular el azúcar en sangre. Consumir alimentos con alto índice glucémico, como azúcares y carbohidratos refinados, puede provocar picos de insulina. Optar por carbohidratos complejos, fibras y proteínas puede ayudar a mantener niveles de insulina más estables.
Investigadores como González y Martínez (2001) definen la insulina como una hormona secretada por el páncreas participa en el metabolismo de los carbohidratos, lípidos y proteínas. La producción deficiente de insulina y/o la disminución en la respuesta de los tejidos y órganos periféricos a su acción constituyen las principales bases etiopatogénicas de la diabetes mellitus; y afirman que una vez que la insulina ha entrado a la circulación, se fija mediante receptores especializados que se encuentran en las membranas de la mayoría de los tejidos. Sin embargo, su respuesta biológica es principalmente en el hígado, músculo y tejido adiposo. El hígado y los riñones son los dos principales órganos que eliminan la insulina de la circulación (Gonzalez y Martínez, 2001).
La acción metabólica de la insulina tiene un papel importante en la regulación del metabolismo y, según algunas investigaciones, puede estar vinculada a la longevidad. Aquí se describen algunas de las interacciones clave:
Acción metabólica de la insulina sobre la longevidad.
Regulación del Azúcar en Sangre: La función principal de la insulina es facilitar la absorción de glucosa por las células, lo que ayuda a mantener niveles de azúcar en sangre estables.
Influencia en el Metabolismo de Grasas: La insulina también juega un papel en el metabolismo de las grasas al inhibir la descomposición de las reservas de grasa y promover el almacenamiento de grasa en el tejido adiposo.
Efectos en la Síntesis Proteica: La insulina facilita la síntesis de proteínas. Esto puede ser relevante para la preservación de la masa muscular y la función celular.
Acciones Antiinflamatorias: La insulina también puede tener efectos antiinflamatorios al modular la respuesta inflamatoria.
La insulina facilita la síntesis de proteínas. Esto puede ser relevante para la preservación de la masa muscular y la función celular.
Aunque la insulina afecta de manera directa o indirecta a la función de prácticamente todos los tejidos en el cuerpo, provocando una notable variedad de respuestas biológicas; sus acciones metabólicas en el hígado, el músculo y el tejido adiposo son el objetivo de una intensa investigación a nivel global, puesto que estos tejidos son los responsables del metabolismo y almacenamiento de energía en el organismo, y desempeñan funciones importantes en el desarrollo de resistencia a la insulina, obesidad y Diabetes tipo 2 (Citlaly et. al., 2017).
Del mismo modo, la insulina tiene funciones metabólicas fundamentales, niveles crónicamente elevados de esta hormona, como en el caso de la resistencia a la insulina, pueden contribuir a problemas de salud y acelerar el envejecimiento. La gestión adecuada de la insulina a través de una dieta equilibrada, ejercicio regular y mantener un peso corporal saludable podría contribuir a la longevidad al reducir el riesgo de enfermedades crónicas asociadas con el envejecimiento.
Niveles elevados de insulina llevan a una resistencia a la insulina.
2. LEPTINA Y GRELINA: Estas hormonas están involucradas en la regulación del apetito y la saciedad. Una dieta rica en proteínas y grasas saludables, junto con una ingesta adecuada de fibra, puede ayudar a equilibrar estas hormonas, contribuyendo a un control más efectivo del peso.
La leptina, hormona peptídica secretada por el tejido adiposo, es la serial aferente de retroalimentación negativa que regula los depósitos de grasa corporal a través de la disminución en la ingesta de comida y el aumento del gasto energético. Diferentes estudios sugieren que aun cuando el contenido de grasa corporal es el principal regulador de la expresión del gen de la leptina, hormonas como la insulina, las hormonas asteroideas y las tiroideas también modifican los niveles de leptina (Rosado, et. al., 2006).
De otra parte, la grelina también parece jugar un papel en la regulación del peso corporal a largo plazo. Los niveles plasmáticos de grelina están inversamente correlacionados con el IMC. Dichos niveles están aumentados en la anorexia nerviosa y caquexia y están disminuidos en individuos obesos (Tucci, 2008).
3. HORMONAS TIROIDEAS: La tiroides produce hormonas que regulan el metabolismo. Nutrientes como yodo, selenio y zinc son fundamentales para la función tiroidea. Alimentos como pescado, nueces, granos enteros y productos lácteos pueden ser beneficiosos.
Las hormonas tiroideas, principalmente la triyodotironina (T3) y la tiroxina (T4), desempeñan un papel crucial en la regulación del metabolismo. Las hormonas tiroideas afectan a muchas funciones corporales vitales, como la frecuencia cardíaca, la velocidad de combustión de las calorías, el mantenimiento de la piel, el crecimiento, la producción de calor, la fertilidad y la digestión (Manual MSD, 2024).
Las hormonas tiroideas (HT) son las principales reguladoras de la homeostasis energética. Las alteraciones en la función tiroidea se asocian con cambios en el peso corporal y en el metabolismo energético. (Arata et., al.2003).
Las hormonas tiroideas (HT) son las principales reguladoras de la homeostasis energética.
En este sentido, las hormonas tiroideas tienen acción controladora sobre varios aspectos del funcionamiento metabólico. Aquí se describen algunas de las funciones clave:
Estimulación de la Producción de Energía: Las hormonas tiroideas aumentan la tasa metabólica basal al estimular la producción de energía en las células.
Regulación del Consumo de Oxígeno: Las hormonas tiroideas aumentan la cantidad de oxígeno que las células consumen durante los procesos metabólicos. Esto es esencial para la producción de energía.
Influencia en el Metabolismo de Carbohidratos y Grasas: Las hormonas tiroideas favorecen la descomposición de glucógeno (almacenamiento de glucosa) en el hígado y los músculos, aumentando así los niveles de glucosa en la sangre.
Regulación de la Síntesis Proteica: Las hormonas tiroideas estimulan la síntesis de proteínas, lo que es crucial para el mantenimiento y el crecimiento celular. Esto contribuye a la preservación de la masa muscular y otros tejidos.
Aumento de la Sensibilidad a las Hormonas Catabólicas: Las hormonas tiroideas aumentan la sensibilidad de los tejidos a las hormonas catabólicas como la adrenalina, facilitando así la movilización de energía en situaciones de estrés o demanda metabólica.
Regulación de la Temperatura Corporal: Las hormonas tiroideas contribuyen al control de la temperatura corporal al aumentar la producción de calor.
Para producir hormonas tiroideas se precisa yodo, un elemento que se encuentra en los alimentos y en el agua. La glándula tiroidea recoge el yodo y lo procesa para transformarlo en hormonas tiroideas. A medida que las hormonas tiroideas cumplen su función, parte del yodo contenido en estas hormonas se libera, vuelve a la glándula tiroidea y se recicla para producir más hormonas (Manual MSD, 2024).
En resumen, las hormonas tiroideas desempeñan un papel integral en la regulación del metabolismo al influir en la producción de energía, el consumo de oxígeno y la utilización de sustratos metabólicos como carbohidratos y grasas. Su acción es esencial para mantener un equilibrio metabólico adecuado y garantizar el funcionamiento eficiente de las células y tejidos en el organismo.
Las hormonas tiroideas desempeñan un papel importante en la regulación del metabolismo al influir en la producción de energía.
4. HORMONAS ADRENALES: Las hormonas adrenales, liberadas por las glándulas suprarrenales, tienen un impacto significativo en la regulación del metabolismo. Las dos hormonas principales secretadas por las glándulas suprarrenales son la adrenalina (también conocida como epinefrina) y el cortisol. Aquí se describen algunas de sus acciones clave sobre el metabolismo:
Movilización de Energía: La adrenalina es liberada en respuesta al estrés o situaciones de emergencia. La adrenalina, también llamada epinefrina, es una hormona vasoactiva secretada en situaciones de alerta por las glándulas suprarrenales (Química.es, 2024). Una de sus principales acciones es movilizar rápidamente la energía almacenada, especialmente glucosa, para proporcionar un impulso de energía inmediato. Esto se logra mediante la estimulación de la descomposición de glucógeno en el hígado y los músculos, así como la liberación de glucosa en la sangre.
Aumento de la Frecuencia Cardíaca y Presión Arterial: La adrenalina aumenta la frecuencia cardíaca y la fuerza de contracción del corazón, lo que contribuye a un aumento en el flujo sanguíneo y la entrega rápida de oxígeno y nutrientes a los tejidos.
Dilatación de los Bronquios: La adrenalina dilata los bronquios, facilitando la entrada de más oxígeno a los pulmones.
Inhibición de la Digestión y Actividad del Intestino: En situaciones de estrés, la adrenalina reduce la actividad del sistema digestivo y la absorción de nutrientes.
Regulación del Metabolismo de Grasas: El cortisol, otra hormona adrenal, tiene un papel en el metabolismo de las grasas. Aumenta la movilización de ácidos grasos desde los depósitos de grasa y promueve su utilización como fuente de energía.
Regulación del Azúcar en Sangre: Tanto la adrenalina como el cortisol pueden aumentar los niveles de azúcar en sangre.
Las hormonas adrenales, liberadas por las glándulas suprarrenales, tienen un impacto significativo en la regulación del metabolismo
El cortisol es uno de los esteroides más importantes en la especie humana ya que controla el metabolismo lipídico, proteico y glucídico. Además, es importante en el manejo hidroelectrolítico y por ende de la presión arterial (Baudrand, et al., 2010). Igualmente, el cortisol, hormona liberada por la corteza suprarrenal en respuesta a la activación del sistema nervioso autónomo, incrementa las concentraciones de glucosa en sangre y suprime el sistema inmunitario (Miller,2007). Un exceso de cortisol va a favorecer la ingesta de alimento con elevada densidad energética, que junto con un estado de hiperinsulinemia contribuirían al establecimiento de obesidad (Cortes, et al., 2018).
Estas acciones hormonales son fundamentales para permitir al cuerpo enfrentar situaciones de estrés, movilizar recursos y garantizar la supervivencia. Sin embargo, un desequilibrio prolongado en estas respuestas puede contribuir a problemas metabólicos y de salud.
5. HORMONAS SEXUALES: El equilibrio de las hormonas sexuales, como estrógeno y testosterona, puede verse afectado por la nutrición. Consumir grasas saludables, como las presentes en aguacates, nueces y aceite de oliva, es crucial para la producción hormonal. Estas hormonas sexuales desempeñan un papel importante en la regulación del metabolismo en ambos sexos:
Regulación de la Distribución de Grasa: Las hormonas sexuales influyen en la distribución de grasa en el cuerpo. En las mujeres, el estrógeno tiende a favorecer la acumulación de grasa en áreas como las caderas y los muslos, mientras que la testosterona en los hombres puede contribuir a una distribución de grasa más centrada en el abdomen.
Influencia en la Masa Muscular: Tanto el estrógeno como la testosterona juegan un papel en la síntesis de proteínas y el desarrollo muscular. La testosterona, en particular, contribuye al crecimiento y mantenimiento de la masa muscular magra en ambos sexos.
Impacto en el Metabolismo Óseo: El estrógeno es esencial para la salud ósea en mujeres y hombres. Contribuye a la absorción de calcio y ayuda a mantener la densidad ósea.
Regulación del Apetito y Control del Peso: Las hormonas sexuales pueden influir en las señales de hambre y saciedad. El estrógeno, por ejemplo, se ha asociado con la regulación del apetito, y cambios en los niveles de esta hormona pueden afectar la ingesta de alimentos y el control del peso.
Modulación de la Respuesta a la Insulina: Tanto el estrógeno como la testosterona pueden tener efectos en la sensibilidad a la insulina.
Influencia en el Metabolismo Energético: Los cambios en los niveles hormonales pueden afectar la eficiencia con la que el cuerpo utiliza y almacena energía.
El estrógeno, por ejemplo, se ha asociado con la regulación del apetito, y cambios en los niveles de esta hormona pueden afectar la ingesta de alimentos y el control del peso.
Es importante destacar que el equilibrio adecuado de estas hormonas es esencial para la salud metabólica. Cambios significativos en los niveles hormonales, como los que ocurren durante la menopausia o el envejecimiento, pueden tener impactos en el metabolismo y la composición corporal. Mantener un estilo de vida saludable, que incluya una alimentación balanceada y la práctica regular de ejercicio, puede contribuir a mantener un equilibrio hormonal adecuado y un metabolismo saludable.
La nutrición desempeña un papel clave en la regulación de las hormonas sexuales, afectando su producción y equilibrio en el organismo. Podemos concluir que, una dieta equilibrada y saludable desempeña un papel crucial en mantener el equilibrio hormonal. Al tomar decisiones alimenticias conscientes, puedes apoyar la función hormonal óptima y mejorar tu bienestar general.
FORMAS EN QUE LA NUTRICIÓN INFLUYE EN LAS HORMONAS
Una dieta rica en antioxidantes, puede ayudar a proteger las células que producen hormonas sexuales, contrarrestando el estrés oxidativo y manteniendo la salud hormonal.
Ácidos Grasos Esenciales: La ingesta adecuada de ácidos grasos esenciales, como los omega-3 y omega-6, es crucial para la producción de hormonas sexuales. Estos ácidos grasos se encuentran en alimentos como pescado, nueces, semillas de lino y aceites vegetales.
Proteínas y Aminoácidos: Las proteínas son esenciales para la síntesis de hormonas. Alimentos ricos en proteínas, como carne magra, pescado, legumbres y productos lácteos, contribuyen a mantener un equilibrio adecuado.
Vitaminas y Minerales: Nutrientes como zinc, selenio y vitaminas del complejo B, son necesarios para la producción y regulación de hormonas sexuales. Estos se encuentran en alimentos como carnes magras, nueces, granos enteros, Espirulina Azul y vegetales de hojas verdes como el Té Matcha Ceremonial.
Antioxidantes: Una dieta rica en antioxidantes, presentes en frutas y verduras, puede ayudar a proteger las células que producen hormonas sexuales, contrarrestando el estrés oxidativo y manteniendo la salud hormonal. Los podemos encontrar en los arándanos, el Acai y el Goji.
Fibra: La fibra dietética puede ayudar a regular los niveles de insulina y a mantener un peso corporal saludable. El exceso de grasa corporal puede contribuir a desequilibrios hormonales, especialmente en el caso del estrógeno.
Control del Peso: Mantener un peso corporal saludable a través de una dieta equilibrada y ejercicio regular es fundamental para la salud hormonal. El exceso de grasa corporal, especialmente en la región abdominal, puede contribuir a la resistencia a la insulina y desequilibrios hormonales.
Control de Azúcares y Carbohidratos: Consumir carbohidratos complejos y controlar la ingesta de azúcares refinados puede ayudar a mantener niveles estables de insulina. La resistencia a la insulina puede afectar los niveles de hormonas sexuales.
Consumo de Fitonutrientes: Algunos fitonutrientes presentes en alimentos como frutas, verduras y hierbas pueden tener efectos positivos en la regulación hormonal y la salud reproductiva. Alimentos como la Maca Peruana y el Té Matcha Ceremonial.
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